Cada vez está teniendo más aceptación entre los cirujanos vitreoretinales esta nueva modalidad quirúrgica. La misma se impone debido a sus beneficios, ya que se ha tornado simple, efectiva y segura para muchas enfermedades vitreas y retinales.
Esta técnica minimamente invasiva y sin suturas decrece el período de convalecencia post-quirúrgica, el tiempo de operación, la respuesta inflamatoria post-operatoria, mejorando el confort del paciente.
Si bien las indicaciones de esta nueva técnica se han expandido, existen aún un sinnúmero de casos en que la misma está contraindicada. Las indicaciones más precisas son: hemorragias y turbideces vítreas, desprendimientos retinales sin PVR, síndromes celofánicos, membranas epiretinales y pucker maculares, retinopatías diabéticas proliferativas leves y agujeros maculares.
Es también una técnica muy propicia en la combinación con la cirugía de cataratas (facoexéresis) y vítrea, ya que su tiempo menor favorece una claridad corneal a lo largo de toda la cirugía y un post-operatorio con un componente inflamatorio menor.
Técnica:
La misma consiste en la introducción de un puerto fijo a nivel escleral (transcunjuntival) el cual no sufre agrandamiento por la introducción sucesiva de instrumentos intraoperatorios. Para conseguir esto, se desplaza la conjuntiva en el lugar asignado, colocándose 3 puertos para la infusión, fibra óptica y vitréctomo y/o instrumentos a utilizar según la cirugía.
Todavía existen limitaciones por la disminución del tamaño de los intrumentos intraoperatorios. La mayor flexibilidad de ellos hace que el cirujano deba adaptarse a su menor rigidez. Los sistemas de endo-iluminación no son aún tan logrados como en la vitrectomía por 20G, así como la velocidad intraoperatoria del procedimiento y la visibilidad dentro del ojo.
Se han descripto también complicaciones intra y post-operatorias que no se veían con la metodología clásica de 20G. Una de ellas es la hipotonía en el post-operatorio inmediato, posiblemente por la pérdida de líquido a través de la esclerotomía no suturada. Esta complicación ha sido solucionada en gran parte, con la realización de la perforación escleral desfasada en relación a la perforación conjuntival y el empleo a finalizar la cirugía de una pequeña burbuja de gas, la cual obstruye le esclerotomía desde su superficie interna.
Las modificaciones progresivas de los intrumentos a utilizar (todas las endopinzas clásicas, sistemas de iluminación y de endo-drenaje, fibras de endolaser, brushers, aspiradors y manipuladores) así como la curva de aprendizaje que se necesita como toda metodología nueva, está haciendo que los resultados sean cada vez más positivos.
Tiene una especial indicación esta técnica en cirugías intravítreas no-complicadas y en niños, donde la presencia de una cavidad vítrea más pequeña, hace menos frecuente la sensación de “claustrofobia” intraoperatoria por parte del cirujano.
En definitiva, el uso de la vitrectomía transconjuntival por 25G reduce los tiempos operatorios en casos selectos que no requieren de una capacidad completa de la vitrectomía convencional.
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